Por Juan Cabezuelo.
El bueno de Gregorio Samsa, soltero de la época y obligado a trabajar bajo las órdenes de un patrón mezquino para poder saldar las deudas de sus padres, y mantener el statu quo de comodidad de su familia —padre, madre y hermana— se despierta un día cualquiera de su monótona vida de comerciante convertido en un insecto gigante sin género ni especie.
Así comienza esta asombrosa obra de Kafka titulada La Metamorfosis. En ella Kafka nos cuenta como va viviendo Gregorio el devenir de sus días como insecto, y los problemas que ello conlleva a su acomodada familia, que acostumbrada a vivir del cuento gracias a los esfuerzos de nuestro héroe, se ve obligada a buscarse la vida para poder tener unos ingresos mínimos para poder seguir subsistiendo, sumándole a ello el rechazo y vergüenza hacia la nueva condición existencial de su hijo y hermano, el cual se ve atormentado cada día por la culpa, la soledad y los remordimientos por la situación en la que su familia se ha visto obligada a vivir por su supuesta culpa.
Franz Kafka |
La Metamorfosis de Kafka es uno de los libros más conocidos de dicho autor, pero por desgracia, no ha sido tan leído como conocido, y de la gente que lo ha leído, no todo el mundo ha sabido entender o interpretar lo que Kafka intentó expresarnos con esta obra.
Cada vez que releo esta obra no puedo mas que preguntarme cuántas veces no me habré despertado por la mañana sintiéndome no más que un insecto en esta sociedad de hoy en día, donde todo está tan estrictamente establecido que cualquier anomalía en el sistema se considera un error catastral el cual hay que suprimir o moldear para que deje de desencajar.
En La Metamorfosis, Samsa se ve atormentado por sus propios pensamientos, al no poder expresarse con lenguaje humano alguno y verse de esta manera aislado y siendo prisionero de su propio ser, este provoca que cada vez se encuentre mejor en plena soledad, teniendo la necesidad de esconderse en algún rincón oscuro cuando su hermana Grete entra para dejarle la comida en descomposición que él encuentra exquisita. Me resulta curioso la similitud que esta situación tan extraordinaria puede tener con cualquier núcleo familiar, cuando por cualquier cambio de improvisto de cualquiera de sus miembros, ya sea por cuestiones filosóficas, religiosas o políticas, se puede llegar al extremismo de considerar a este miembro de la familia, que antes era amado como cualquier otro, un extraño, un enemigo… un bicho raro.
También se puede profundizar en La Metamorfosis como ese cambio que realizamos cuando ese ser pequeño y adorable que ha salido de nuestras entrañas y al cual hemos llevado de la mano protegiéndolo de todo mal, un día inesperado entra en la adolescencia, con los cambios que ello conlleva, la transformación de su cuerpo, los cambios hormonales, el olor corporal e incluso su comportamiento y actitud hacia nosotros.
A nivel social, La Metamorfosis también puede tener interpretaciones variopintas,. El no sentirse parte de una sociedad de la cual no compartimos ni sus intereses, ni su ideología política y/o religiosas; el haber nacido en otro país del que habitamos, siendo tratados como extranjeros de por vida, personas que no encajan nunca por su extraña cultura que somos incapaces de respetar. O incluso sentirnos esclavos del trabajo y las obligaciones que alguien nos impuso incluso antes de nacer, cuando solo éramos seres felices e ignorantes buceando en líquido amniótico.
Por mi parte, siempre he interpretado La Metamorfosis como una suma de todo ello; La metamorfosis de niño a adolescente, de adolescente a adulto; la metamorfosis de ser mantenido a trabajador para ganarte la vida y pagar impuestos; la metamorfosis de hijo a padre, de padre a abuelo; la metamorfosis de ser irracional a ser pensante; la metamorfosis filosófica, la cual puede provocar que se nos trate con reparo o se tenga una visión nuestra como radicales, extraños, misántropos o intratables; la metamorfosis como ese miedo a la madurez o incluso la metamorfosis de estar vivo a convertirnos en un mero cadáver descomponiéndose en una caja de madera cualquiera.
La grandeza de esta obra, a parte de la exquisita prosa de Kafka, por supuesto, son las miles de interpretaciones que puede darle el lector, todas y cada una de ellas tan correcta como equivocada las una de las otras, ¿Pero quién no acierta y/o se equivoca continuamente en su vida? ¿Acaso no es eso otra forma de metamorfosis? Solo os queda leer esta obra para poder averiguarlo. Y si ya lo has echo, pues léela de nuevo, quizá le des una nueva interpretación, pero lo que es seguro es que disfrutarás de esta obra una vez más.