Thích Quảng Đức. El monje de fuego.

Por Juan Cabezuelo.

 

Fotografía de Malcom Browne.


El once de junio de mil novecientos sesenta y tres, el monje budista Thích Quảng Đức, de sesenta y seis años, se auto-inmola en plena calle delante de toda una multitud en un acto por las represiones del presidente Ngô Dinh Điệm y su gobierno contra los budistas de Vietnam del Sur.
   Malcom Browne, corresponsal estadounidense, logra captar una instantánea con su cámara fotográfica. Burlando la censura del gobierno sudvietnamita, consigue que la fotografía cruce la frontera del país y sea publicada en Estados Unidos, donde no tardará en dar la vuelta al mundo mostrando los hechos que allí estaban sucediendo con total impunidad. En palabras del mismísimo presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy: Ninguna otra fotografía en la historia de la prensa ha generado tanta conmoción en el mundo como esta.
   Con el paso de los años la foto se ha convertido en un icono, bien utilizada por jóvenes con ansias revolucionarias junto a la del Che Guevara, Buenaventura Durruti, Evita Perón, Mahatma Gandhi o Mijail Bakunin entre otros. También fue utilizada como portada del primer LP del grupo musical Rage Against the Machine, parodiada en alguna serie de dibujos animados de mal gusto o incluso utilizada en alguna película. Pero hoy en día, aunque muchos miramos la foto y nos suena de algo —la mayoría de los más jóvenes ni la conocen—, ya poca gente recuerda quién fue aquel monje y por qué decidió sacrificarse públicamente de aquella manera tan brutal.

No soy historiador, así que este escrito no está hecho para que tenga ningún valor histórico, dado que no hay mucha información sobre el suceso y todo lo que he podido encontrar proviene de fuentes dispares y dispersas. Este pequeño artículo no es más que mi homenaje personal hacia la persona del maestro Thích Quảng Đức y, sobre todo, un intento para que no caiga en el olvido la importancia de su acto y la relevancia que tuvo en la política de su país, y del mundo entero.



Lâm Văn Tức, de niño a monje

En mil ochocientos noventa y siete nace Lâm Văn Tức en el estado de Vietnam. Lâm Hữu Ứng y su esposa, Nguyễn Thị Nương —sus padres— terminarían formando una familia de siete hijos. El nacimiento de Lâm Văn Tức se produce en un pequeño pueblo de la Indochina francesa llamado Hôi Khánh, en el estado de Khánh Hòa de Vietnam. Allí pasa su infancia junto a sus padres y seis hermanos. Su vida transcurre con normalidad como la de cualquier niño de la época.

En 1904, Lâm Văn Tức siendo tan solo un niño de siete años de edad; comienza sus estudios budistas —cambiando de nombre, como era costumbre al iniciarse en dichos estudios y adoptando el de Nguyễn Văn Khiết— bajo la tutela de su tío materno Hòa thượng Thích Hoằng Thâm , quien se convertiría en su maestro y guía espiritual, cogiéndole tanto cariño al protagonista de nuestra historia, que acabaría criándolo como a uno de sus propios hijos.

Continua con sus estudios hasta que, en mil novecientos doce, teniendo él quince años, recibe los votos de novicio, conocidos como los votos de Samanera. Continúa siendo novicio hasta mil novecientos diecisiete que, contando ya con veinte años, es ordenado monje y cambiándose nuevamente de nombre por el que será conocido hasta el final de sus días y reconocido en el mundo entero: Thích Quảng Đức. Después de su ordenación, Thích Quảng Đức no tarda en trasladarse a una montaña cercana a Ninh Hòa, donde pasará los siguientes tres años de su vida aislado, viviendo como un ermitaño y formándose a sí mismo espiritualmente; en una perfecta práctica íntima y personal muy habitual en los monjes budistas que deseaban llevar a la práctica las enseñanzas aprendidas sin intermisión ni distracciones.
   Thích Quảng Đức, habiendo terminado su retiro de tres años como ermitaño, pasa dos años viajando, aprendiendo todo lo que puede allá donde llega. No duda en aprovechar esos viajes para difundir las enseñanzas de Buda, el Dharma, y seguir formándose tanto como persona y como budista, enseñando allá donde quisieran escuchar sus palabras y aprendiendo de todo aquello o aquel que tuviera algo que enseñarle.
   Después de estos dos años de vagabundeo, Thích Quảng Đức vuelve a realizar un retiro espiritual, esta vez cerca de la ciudad de Nha Trang. A lo largo de la historia de su vida, se conoce su pasión —o necesidad— de realizar estos retiros en soledad; costumbre que como ya hemos comentado anteriormente, estaba muy arraigada anteriormente entre los fieles budistas.
   Durante los próximos años, la vida del que fue un monje ermitaño va pasando poco a poco, sus periodos de aislamiento formándose en soledad tanto como su continuada formación en las pagodas terminan por convertirlo en un conocido y respetado maestro budista. A partir de mil novecientos treinta y ocho, Thích Quảng Đức cuenta ya con cuarenta y un años de edad; y la vida del monje comienza a volverse más pública en Vietnam del Sur, al ser este nombrado inspector de la Asociación Budista de la ciudad de Ninh Hòa. Ese cargo dentro de la asociación, le lleva, al poco tiempo, a convertirse en el inspector de los monjes de la que fue su provincia natal, en la cual jugó y creció entre sus hermanos y amigos siendo niño: Khánh Hòa.

El sedentarismo de dichos cargos no afecta a la personalidad activa de Thích Quảng Đức, y entre mil novecientos cincuenta y uno y mil novecientos cincuenta y cuatro —el monje cuenta ya con cincuenta y siete años— es el responsable de la construcción de catorce templos budistas. Tras esto, se traslada al sur de Vietnam para como hizo en años anteriores, seguir difundiendo el Dharma por distintas localidades a todo aquel que estuviera dispuesto a escucharlo de la boca de este gran maestro. Pero enseñar el Dharma no le sacia su necesidad de seguir aprendiéndolo, y aun siendo monje de la escuela Mahāyāna, termina por viajar a Camboya para estudiar las enseñanzas de la escuela Theravada.
   La vida de Thích Quảng Đức prosigue, supervisa a lo largo de esta la construcción de treinta y un templos budistas, siendo el más conocido el que fue el último de ellos, la pagoda de Quàng Thé Am —Bodhisattva más conocido con el nombre de Avalokitéshvara, considerándose al 14º Dalai Lama el 14º de sus renacimientos—. Después de eso, Thích Quảng Đức fue nombrado presidente de la Comisión de Ritos Ceremoniales de la Congregación de Monjes vietnamitas. La vida pública comienza a hacérsele pesada, el monje echa de menos la soledad de las montañas, el silencio, la comunión con la naturaleza, pero todavía sigue en activo unos cuantos años más. La pagoda de Phuoc Hòa, que fue la primera ubicación de la asociación de Estudios budistas de Vietnam, Thích Quảng Đức se convirtió en su abad, pero el monje aprovechó el traslado de la sede a la pagoda más importante del antiguo Saigón —la pagoda de Xa Loi— para renunciar a su cargo y concentrarse de nuevo en su práctica personal aislándose en la montaña.



La República de Vietnam. Ngô Đình Diệm, un títere sin cabeza.

El presidente Ngô Đình Diệm.
La historia de Vietnam siempre ha sido todo un hervidero. Pero el periodo histórico que nos interesa en concreto puede decirse que comienza en mil novecientos cuarenta y cinco, cuando Thích Quảng Đức tendría unos cuarenta y ocho años y su vida pública estaría más o menos cuando era inspector de los monjes de la que fue su provincia Khánh Hòa. En este año el sur vietnamita nace como una sola nación junto al norte del país, pero no se reconoce la independencia de Vietnam hasta el año mil novecientos cincuenta y tres —Thích Quảng Đức tendría unos cincuenta y seis y estaría ocupándose gestionando la construcción de los templos budistas que vieron la luz en ese periodo de tiempo,—, y se hace dividido en dos, Una república socialista conocida como Vietnam del Norte —o Viet Cong—, y la parte sur, de política más capitalista, conocida como la República de Vietnam o Vietnam del Sur. En el año mil novecientos cincuenta y cuatro, los franceses se retiran después de la derrota de Diệm Bien Phu. Es entonces cuando Estados Unidos clava su largo y afilado colmillo en Vietnam del Sur, ofreciéndoles apoyo económico y militar a cambio de la ayuda para derrotar al norte vietnamita en su cruzada contra el comunismo.
   En mil novecientos cincuenta y cinco —Thích Quảng Đức contaba entonces con cincuenta y ocho años de edad y ya se habría dirigido a Camboya para estudiar los escritos sagrados de la escuela Theravada— toma poder como jefe de estado el presidente Ngô Đình Diệm, gracias a un referéndum amañado con el apoyo estadounidense antes mencionado, manteniendo el poder de manera dictatorial hasta mil novecientos sesenta y tres.
El presidente Diệm proviene de una familia católica, y de tal manera gobierna con mano dura la República de Vietnam. Aunque el catolicismo era una minoría por entonces, ya que se calculaba que entre el setenta por ciento y el noventa por ciento de la población pertenecían al budismo —aunque también existía el taoísmo y el confucionismo—. Diệm encuentra apoyo suficiente en sus aliados para crear una dictadura cristiana en la república. Las represalias contra los budistas no tardan en llegar, haciéndose notable el favor en pro de los católicos en empleos gubernamentales, asignación de tierras, favoritismo empresarial o promoción militar. De este modo provocó que muchas personas, en ocasiones aldeas enteras, se convirtieran al catolicismo por el hecho de ver peligrar el futuro de sus negocios, tierras o incluso el de sus propias vidas o familias.
   Para poder impedir la supuesta avanzadilla de agentes insurgentes pro Viet Cong en su intento por conquistar la República de Vietnam, el presidente Diệm repartió armamento en los pueblos y aldeas de Vietnam del Sur, pero solo otorgando acceso a este armamento a personal católico, aprovechando de esta manera que muchos sacerdotes católicos pudieran crear sus propios ejércitos privados que utilizarían para conversiones forzosas de aldeas enteras, demolición de pagodas o el enriquecimiento personal de dichos sacerdotes.
  El malestar entre la población budista no tarda en llegar, las protestas contra la dictadura Diệm y su gobierno se vuelven más numerosas y fervientes, los budistas no están dispuestos a consentir ese tipo de represión por el mero hecho de pertenecer a un ideología o religión distinta al del jefe de estado. Es entonces cuando el presidente Diệm, en el año mil novecientos cincuenta y seis —con un Thích Quảng Đức de cincuenta y nueve años aproximádamente, puede que por este periodo ya hubiera sido convertido en el abad de La pagoda de Phuoc Hòa— dictamina la Orden 46, la cual permitía que a cualquier individuo considerado peligroso para la defensa nacional y/o la seguridad común pudiera ser confinado en un campo de concentración por orden ejecutiva. Esta orden no tardó mucho tiempo en ser utilizada contra cualquier budista que demostrara de forma abierta estar en contra del presidente Diệm, de su dictadura, o del apoyo recibido por éste de los estados Unidos. Las ejecuciones por guillotina y las torturas también estaban al orden del día.
   Pero esta orden también tuvo un efecto revote, provocando que muchos miembros de la población, incluso no siendo budistas, empezasen a dar su apoyo al Frente de Liberación de Vietnam del Sur, brazo militar de Vietnam del Norte en la zona.
   La represión dictatorial y los crímenes de estado seguían produciéndose con total impunidad ante la mirada de todos los países que le daban apoyo a Diệm con la excusa de ser un aliado en la lucha anticomunista, pues en esa época temían que una victoria de Vietnam del Norte sobre Vietnam del Sur, convertiría a Vietnam en un potente aliado de la URSS.
   En el año mil novecientos cincuenta y ocho —Thích Quảng Đức tenía en esta época sesenta y un años, y supuestamente habiendo renunciado ya a su cargo de abad y retirándose de la vida pública para dedicarse a su práctica personal—, el presidente Diệm crea el Decreto Número 10, el cual prohíbe la exhibición de banderas religiosas en actos públicos. Este decreto tendrá una gran repercusión en el año mil novecientos sesenta y tres, provocando lo que actualmente se conoce como La crisis budista o El incidente budista, y donde el monje budista Thích Quảng Đức vuelve a abandonar, por última vez, su vida de ermitaño en la montaña.



Mayo de mil novecientos sesenta y tres. El límite de la paciencia budista

En el año mil novecientos sesenta y tres, el presidente Diệm llevaba en el poder ocho años, su gobierno corrupto y dictatorial hacía y deshacía con total impunidad. La represión policial y ejecutiva contra todo aquel que demostrara cierta disidencia no tenía límites.
   A principios del mes de mayo, el gobierno de Diệm organizó una celebración nacional en honor al arzobispo e im, clérigo de mayor rango en Vietnam de Sur y hermano del mismísimo presidente Diệm. La celebración cursó con total normalidad, los católicos salieron a las calles llevando a cabo la celebración y el presidente animó a los participantes católicos a ondear la bandera del Vaticano, quebrantando de esta manera el Decreto 10 que él mismo había implantado años atrás. Toda la población católica pudo salir a la calle con sus banderas sin recibir represión ninguna por ello. Este acto del presidente volvía a demostrar el favoritismo del estado hacia los católicos.

El cinco de mayo, a los pocos días de que los católicos hubieran celebrado aquel acto, los budistas salieron a la calle para celebrar el nacimiento de Buda, celebración que se conoce con el nombre de Vesak. Los budistas no dudaron en salir a la calle ondeando sus banderas budistas, confiados en que ese acto no conllevaría ningún problema, ya que los católicos habían hecho lo mismo apenas unos días antes sin haber sido objetivo de ninguna represalia por ello. Pero una vez más el presidente Diệm demuestra su odio y falta de respeto hacia el budismo, ordenando que se cumpliera la prohibición de izar la bandera budista aquel día. Una multitud de practicantes budistas marcho frente a la estación de radiodifusión del gobierno ondeando sus banderas budistas en señal de protesta pacífica.
   Tres días después, el ocho de mayo, la indignación entre los budistas no había cesado, todo lo contrario, el malestar entre la población budista había ido en aumento; por ello, una multitud de personas protestó de forma pública contra la prohibición de la bandera budista. De nuevo el presidente Diệm ordenó el cese de la protesta. En esta ocasión la represión fue mucho más brutal; tanto la policía como el ejército aparecieron en el lugar de la concentración, disparando armas de fuego y lanzando granadas de mano sin ningún miramiento contra los participantes. Nueve personas perecieron en aquel ataque, entre ellos dos niños que fueron arrollados por carros de combate.

Aquel ataque directo y armado hacia los budistas no podía quedar impune. En respuesta se crea el Manifiesto de los monjes, el cual constaba de cinco puntos:
  • Libertad de poder ondear la bandera budista.
  • Igualdad religiosa entre budistas y católicos.
  • Indemnización para las familias de los fallecidos en el tiroteo.
  • El fin de las detenciones arbitrarias.
  • El castigo de los miembros de las fuerzas del orden que provocaron aquellas muertes.
El trece de mayo, el líder budista Thích Trí Quảng es el responsable de hacer llegar este manifiesto al presidente Diệm. Las negociaciones comienzan el quince de mayo, pero como era de esperar, el presidente Diệm niega toda responsabilidad gubernamental en aquellos hechos. Tampoco acepta ninguno de los puntos, ya que declara que sí aceptase el manifiesto, esto daría pie a nuevas demandas. Tampoco duda en acusar a los budistas de estar actuando bajo las órdenes del Viet Cong —como se conocía a Vietnam del Norte, y siendo sabido que los budistas también recibían represalias por el gobierno comunista—. Viendo que con el paso de los días la crisis budista iba en aumento, el presidente Diệm indemniza a las familias de los fallecidos en el tiroteo con unos míseros siete mil dólares, como patético intento de cerrarle la boca a los budistas y calmar la situación un poco. También destituye a los responsables de aquellas muertes, pero no por ello, sino por no haber sido capaces de haber mantenido el orden aquel día. Este hecho indigna de nuevo a los budistas.

   El gobierno de Diệm endurece la orden que prohíbe juntarse en público para disuadir nuevas protestas budistas; pero no cuenta con el ingenio de los monjes. Éstos contrataron cuatro autobuses y el día treinta de mayo, tapando las ventanas de los vehículos, y llenos éstos de monjes budistas, se dirigieron circulando por las calles sin ningún problema hasta el edificio de la Asamblea Nacional de Saigón, donde a la hora señalada, un total de quinientos monjes salieron de los autobuses tomando la calle de forma pacífica en señal de protesta, mostrando pancartas con leyendas en contra del presidente Diệm y su gobierno dictatorial y ondeando banderas budistas. Después de cuatro horas de protesta, la multitud se dispersó, encerrándose en las pagodas y llevando a cabo una huelga de hambre de cuarenta y ocho horas que el maestro budista Thích Tínk Khiét había organizado.


Junio de mil novecientos sesenta y tres.

El comienzo del finDespués de aquella huelga de hambre de cuarenta y ocho horas, el presidente Diệm, experto ya en intentar apaciguar de forma patética el conflicto, destituye al jefe provincial, a su adjunto y al delegado del gobierno para la región central de Vietnam del sur, pero otra vez por no saber mantener el orden en las calles, no por los hechos de violencia ocurridos anteriormente. Los budistas se encuentran ya muy lejos de la reconciliación con el gobierno de Diệm. Las protestas en la calle y la represalia a estas siguen ocurriendo. El tres de junio, tanto la policía como miembros del ejército rocían productos químicos sobre manifestantes en Saigón y otras ciudades por el mero hecho de estar rezando frente a la pagoda de Tù Dàm. La consecuencia de este acto conlleva sesenta y siete personas hospitalizadas.
   A estas alturas y después de ocho años de total corrupción política, Estados Unidos comienza a cuestionarse si debe seguir apoyando al líder sudvietnamita; pero esto no asusta a Diệm , el jefe de estado ya se cree demasiado fuerte y poderoso como para temer por eso y no duda en continuar con su cruzada personal contra el budismo.
   A los dos días del incidente con los productos químicos, Diệm acepta dialogar con los líderes budistas, estos están dispuestos a terminar con las protestas públicas a cambio de la igualdad religiosa en todo Vietnam Sur. Diệm culpa de los hechos ocurridos a algunos de sus funcionarios por no tener suficiente sensibilidad y comprensión. Esto lo hace de forma pública en otro de sus ya conocidos actos patéticos de suavizar las cosas; los budistas no se dejan engañar y la tensión del conflicto no cesa en absoluto.



Thích Quảng Đức. El monje de fuego

No se sabe muy bien como Thích Quảng Đức volvió a aparecer públicamente en esta época. Algunas fuentes dicen que estaba retirado en la montaña y que antiguos discípulos suyos fueron a buscarlo para informarle de todo lo que estaba ocurriendo; por otro lado, hay otras fuentes que afirman que había estado viviendo los conflictos desde el primer día; pero lo que sí que es seguro es la gran importancia de la aparición de Thích Quảng Đức en la actividad budista sudvietnamita, el acto que lo hizo famoso y la imagen que dio la vuelta al mundo.

   Sí que se sabe que una vez aparecido y al corriente de los sucesos que estaban ocurriendo, el maestro budista junto con otro grupo de monjes, dictaminó que para poder paliar la represión del gobierno de Diệm , era necesario que el conflicto llegará más allá de las fronteras sudvietnamitas, ya que el estado se había estado ocupando de forma tajante de censurar cualquier noticia que pudiera salir del país; de esta manera, nunca se había oído hablar del conflicto budista y la corrupción de Diệm en el extranjero. Para solucionar esto, los monjes junto a Thích Quảng Đức decidieron que había que realizar una acción lo suficientemente atrayente como para que la noticia cruzase las fronteras y el mundo entero se diera cuenta de lo sucedido en el país.

El diez de junio, todos los corresponsales estadounidenses ubicados en Vietnam del Sur son informados por parte de un portavoz budista de que algo importante iba a suceder al día siguiente frente a la embajada de Camboya en Saigón. El comunicado no tuvo mucha repercusión entre los corresponsales, haciendo caso omiso la mayoría de ellos, ya que el conflicto budista estaba durando demasiado y los periodistas habían ido perdiendo el interés en él, presentándose en el lugar un pequeño grupo de éstos —incluso alguno lo hizo sin ni siquiera llevar su cámara fotográfica—. Entre los corresponsales que sí que acudieron para cubrir la noticia, o más bien por pura curiosidad, más que por la importancia que se esperaban de aquel acto, se encontraban David Halberstam del The New York Times y el presidente de la agencia de noticias de la Associated Press en Saigón, Malcom Browne.
   El once de junio una procesión de unos trescientos cincuenta monjes precedida por un automóvil Austin Westminster llegó al cruce de las calles Phan Dinh Phung y Le Van Duyet. Los participantes llevaban pancartas con leyendas contra la dictadura de Diệm y las exigencias de que cumpliera con su palabra de respetar la libertad religiosa. La marcha se produjo en pleno orden, caminando los manifestantes en dos grupos acompasados.

El auto se detuvo frente a la embajada. Thích Quảng Đức bajo del vehículo, con sosegada parsimonia, junto a otros dos monjes. Uno de ellos puso un cojín de meditación en el suelo. Mientras la multitud fue rodeando el lugar, Thích Quảng Đức se sentó en el cojín y adoptó la postura tradicional de meditación, conocida comúnmente como Posición del loto o posición de zazen mientras que el otro monje, abriendo el maletero del vehículo, extraía un bidón lleno de gasolina y rociaba con su contenido al maestro budista. Todo se produjo en un ceremonial y perfecto silencio.


Thích Quảng Đức entró en estado profundo de concentración mientras todos los presentes miraban con toda atención al monje, una vez conseguido este, Thích Quảng Đức recitó Nam Mô A Di Dà Phàt, palabras en homenaje al Buda Amitabha y encendió una cerilla que había estado custodiando entre sus manos.

Las llamas cubrieron de inmediato su cuerpo y toda la zona de alrededor de donde él estaba sentado, devorándolo sin compasión, sus ropajes se deshicieron, su piel se derritió y su carne comenzó a oscurecerse y carbonizarse mientras el desagradable olor de la carne humana quemada inundaba el lugar. El monje no se movió ni un milímetro; no pronunció grito ni quejido alguno de dolor mientras las famélicas llamas lo consumían en vida, aquella calma del monje mientras se quemaba vivo contrastaba de forma radical con los gritos de horror de algunas de las personas que estaban presenciando el actVarias personas, entre ellas un policía, algunos transeúntes y sacerdotes, hicieron reverencias de respeto ante el monje en llamas. De inmediato el cuerpo de bomberos intentó llegar hasta él para apagar el fuego, pero los participantes en el acto se tumbaban bajo las ruedas de los camiones de bomberos para que éstos no pudieran avanzar e impedir que el sacrificio no se culminase; cuando consiguieron acercarse lo suficiente, ya era demasiado tarde. El sacrificio duró aproximadamente diez minutos, después de ese tiempo, el cuerpo cayó al suelo. El sacrificio de Thích Quảng Đức y la vida de este habían llegado a su fin. Thích Quảng Đức falleció con sesenta y seis años.

Malcom Browne, aun casi en estado de shock por lo que estaba presenciando, logró captar todo con su cámara fotográfica. Después de aquello, el gobierno de Diệm se esforzó en censurar e impedir que nada relacionado co la noticia de aquel acto pudiera salir del país, pero Browne se las ingenió para poder mandar a Estados Unidos la fotografía del monje envuelto en llamas, convirtiendo aquella instantánea del sacrificio del Thích Quảng Đức en una de las fotografías más famosas y a la que más repercusión política se le reconoce todavía en la actualidad.

Cuando el fuego cesó, un grupo de sacerdotes se acercó al cuerpo carbonizado del maestro, lo cubrió con una de sus túnicas amarillas y lo introdujeron en un ataúd de madera, el cual no pudieron tapar por la rigidez de los miembros. Elevaron el ataúd y lo llevaron en procesión hasta la famosa pagoda de Xa Loi. Fuera de la pagoda colgaron pancartas en vietnamita e inglés proclamando que un monje budista se había sacrificado quemándose vivo para que se cumplieran las peticiones budistas por parte del gobierno de Diệm. Un millar de personas, entre monjes y estudiantes, se reunieron en la pagoda, después se dirigieron al lugar del sacrificio, pero las fuerzas del orden de Diệm ya los estaban esperando. Aquel día fueron detenidos treinta y seis personas entre monjes, religiosos y estudiantes.

Las últimas palabras de Thích Quảng Đức quedaron registradas para siempre en una carta que escribió antes del sacrificio, en ella decía:

"Antes de cerrar los ojos y dirigirme hacia la figura de Buda, suplico respetuosamente al presidente Ngô Dinh Diệm que tenga compasión de los habitantes de la nación y que desarrolle una igualdad religiosa que mantenga la fuerza de la patria para siempre. Llamo a los venerables, reverendos, miembros de la Shanga y predicadores budistas para que organicen y hagan sacrificios con el objetivo de proteger el budismo".

El funeral de Thích Quảng Đức se fijó para el día quince de junio. Cerca de cuatro mil personas se reunieron en los alrededores de la pagoda de Xa Loi, todos querían despedirse de aquel monje que se sacrificó de forma altruista por todos ellos. A causa de tal magnitud de asistentes, la ceremonia tuvo que posponerse hasta cuatro días después, el diecinueve de junio. La policía y líderes budistas pactaron la asistencia de tan solo cuatrocientos asistentes al funeral. Su cuerpo se trasladó a un cementerio a dieciséis kilómetros de la ciudad de Saigón donde se realizó su incineración. Habiendo sido su cuerpo quemado por primera vez en el sacrificio y por segunda en la incineración del funeral, el corazón de Thích Quảng Đức —supuestamente— permaneció intacto. De este modo el órgano se consideró sagrado y fue guardado en un cáliz de vidrio en la pagoda de Xa Loi. El corazón se consideró una reliquia simbolismo de la compasión del maestro budista y Thích Quảng Đức pasó a ser reverenciado por los budistas vietnamitas como un bodhisattva.